Como en toda primera gala se descubre la nueva casa y los nuevos habitantes. Esto último conlleva soportar ver los vídeos de los concursantes, pero sin ellos no sería lo mismo.
Las primeras en entrar fueron las sevillanas Conchi y Pamela. Sí, son gemelas , y como no sé quién es cada una, pongo las fotos de las dos a la vez.
Estas dos hermanas se irán intercambiando entre ellas para ser una sola persona, Rosa, delante de los hombres de la casa (a las mujeres las engañaron un rato, pero luego se lo explicaron). Si no las pillan en esta engañina, las mujeres podrán expulsar a dos de los hombres directamente el jueves; pero si las pillan serán los hombres quienes echen a dos mujeres, además de una nominación inmediata de las gemelas. Si no lo has entendido es porque es muy lioso, pero no te preocupes porque Mercedes lo tuvo que explicar muchííísimas veces a las concursantes.
Luego entró Ángela. Esta concursante tiene deficiencia visual (solo ve un 2%), lo que demuestra que debe tener mucha fuerza de voluntad. Si no la echan pronto seguramente se vaya, pues anoche el resto de concursantes no se preocupaban mucho por ella.
-Hola soy (nombre).
-Hola, Amor.
-¿Y cómo te llamas?
El vídeo de presentación no le dio muchos puntos a su favor, pero los recuperó con su verborrea dentro de la casa.
La siguiente fue Paula. Es de Ourense, aunque pierde el acento gallego con bastante facilidad. Ella va subiendo peldaños en su carrera artística: de presentadora de un programa gallego a cantante de un grupo. En fin.
Y por último llega el turno de Rebeca y Maite. La primera, una malagueña muy amena, la segunda, de Ciudad Real, con menos gracia que un cumpleaños de la duquesa de Alba (¡un saludo duquesa!). Resulta que son hermanastras, pero no se conocían de vista, pero sí de oído. Todo tenía pinta de que hubiese habido algún encuentro anterior fallido. La cuestión es que a ninguna le hacía mucha ilusión conocerse, pues el encuentro fue:
-Hola, soy Maite, de Ciudad Real. ¿Me conoces? Soy tu hermana.
-¡Ah! ¿Tienes fuego? Es que la maleta no me abre.
Entonces entraron los hombres. Ya con el orden de entrada me pierdo, pues era muy tarde. Estos son Piero (italiano) que tenía mucho interés en saber de dónde era la gente, y David (madrileño), que por lo visto lleva 105 calzoncillos tuneados, uno para cada día (no creo que los use todos); y Eneko (vasco).
Luego está Dadi. Es legionario, y promete ser el friki de esta edición. Espero que no se convierta en Pulpillo (concursante de la anterior edición), y me recuerda a Domingo de Menuda Noche (le conocerás si eres de Andalucía, si no, pasa por alto el comentario).
Este es Rodrigo. Promete ser uno de los ganadores (lo que quiere decir que no va ganar). Fue marine de los EEUU, y ha viajado a muchos países en guerra, como Irak...
Este es Andalla (no te pongas a cantar la canción del programa de los 40 principales, por favor), y se pronuncia "Andalá". Espero sinceramente que dure bastante, pues es divertido, y no nos tacharemos de racistas como pasó en otras ediciones. Es de Senegal, y dice que quiere el dinero para mandárselo a su familia, aunque las fotos que salieron de ellos no revelaban pobreza, la verdad.
Y este es Oliver. Por lo visto participó en el casting de Factor X, lo cuál implica que le da igual ser cantante, pues si no, no hubiese entrado en Gran Hermano (ya hace muchas ediciones que no salen cantantes de GH. ¡Un saludo a María José Galera!). Le faltó tiempo para decir que fue al citado casting, y ponerse a cantar. Además, resulta que fue una sorpresa para Pamela (una de las gemelas), pues ella cuando le vio por la tele se enamoró de él, y se fue a las Canarias a buscarle. No lo encontró porque sólo sabía su nombre... En fin, espero que le echen pronto.
Para terminar diremos que les dejaron sin maletas, que la casa es muuy pequeña (y encima les cerraron las habitaciones y tienen que dormir en el salón), y que todavía falta por entrar otro concursante.
Próxima gala: el jueves.
Imágenes tomadas de El gato encerrado.
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